Traducción libre del artículo "A Free-for-All on Science and Religion" escrito por George Johnson y publicado en The New York Times el martes 21 de noviembre de 2006.
Traducido por Alasleves.
Quizas el momento crucial fue cuando Steven Weinberg, un laureado con el premio Nóbel de Física, advirtió que "el mundo necesita despertar de la larga pesadilla de las creencias religiosas", o cuando el Nóbel de Química, Sir Harold Kroto, pidió a la Fundación John Templeton, que está a favor de las religiones, dar su próximo premio de millón y medio de dólares por "progreso en descubrimientos espirituales"al ateo Richard Dawkins, el biólogo evolucionista de Oxford cuyo libro "The God Delusion" es un best-seller en Estados Unidos.
O tal vez el punto decisivo ocurrió en un momento más solemne, cuando Neil de Grasse Tyson, director del Hayden Planetarium de la ciudad de Nueva York y consejero de la administración Bush en exploración espacial, dejó boquiabierta a su audiencia con desgarradoras fotos de recién nacidos deformados por defectos de nacimiento, lo que él sugirió es testimonio de que una naturaleza ciega, y no un dios omnisciente, guía el Universo.
Un foro este mes en el Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, que podría haber sido uno más de los intrascendentes diálogos entre ciencia y religión, empezó a parecerse más a una convención para fundar un partido político basado en un sólo artículo: en un mundo peligrosamente cargado de ideología, la ciencia necesita tomar un rol proselitista y contender con la religión a ver quién de veras tiene la más grande historia jamás contada.
Carolyn Porco, una renombrada científica investigadora del Instituto de Ciencias del Espacio en Boulder, Colorado, llamó, medio en broma, al establecimiento de una iglesia alternativa, y recomendó al Dr. Tyson como su primer predicador ya que sus poderosas alabanzas al poder de los descubrimientos científicos tienen la cadencia de un buen sermón.
La científica no estaba bromeando del todo: "Debemos permitir que el éxito de las fórmulas religiosas nos oriente", dijo, "enseñemos a nuestros niños desde una edad muy temprana la historia del Universo y su increible riqueza y belleza: Eso es más glorioso, sorprendente e incluso más reconfortante, que cualquier libro sagrado o cualquier concepto de dios que se conozca."
Luego desplegó una fotografía del planeta Saturno y sus brillantes anillos eclipsando al sol, tomada por la sonda espacial Cassini, y revelando en las sombras una particula apenas distinguible, pero que es este planeta que llamamos Tierra.
En los últimos años no ha habido escasez de conferencias, casi siempre organizadas por la Fundación Templeton, buscando suavizar las diferencias entre ciencia y religión, mismas que terminaban en un empate de sesgo más bien metafísico. Sin embargo, la convención patrocinada por la organización educativa Science Network con base en California, y apoyada por el inversionista de San Diego Robert Zeps (quien acepta su rol de ser algo así como un anti-Templeton) y celebrada en en La Jolla,California, llamada "Más allá de las creencias: Ciencia, Religión, Razón y Sobrevivencia", rapidamente se convirtió en una sensación intelectualmente vigorizadora.
Una bióloga de Stanford University Joan Roughgarden, dio una conferencia sobre el uso de metáforas bíblicas para facilitar la aceptación de la evolución por parte de sus condiscípulos cristianos (por ejemplo, ella parafrasea versículos evangélicos para explicar las mutaciones llamándolas grano, no de mostaza, sino de DNA.) Otro presentador, el Dr. Dawkins, a la vez que criticaba la presentación de Roughgarden como "mala poesía", denunciaba la educación religiosa como "lavado de cerebro" y "abuso infantil", mientras el antropólogo Melvin J. Konner lo calificaba a él de carente de fe religiosa, simplista y desinformado.
Después de dos días de conversaciones en que la Fundación Templeton fue señalada por oscurecer más la línea entre ciencia y religión, su vice-presidente vitalicio Charles L. Harper Jr. lo rechazó, denunciando lo que llamó libros populacheros sobre conflictos, y colocando entre tales al mencionado "The God Delusion", los cuales comercializan el cientificismo ideológico, promoviendo en su beneficio la filosofía de que la ciencia tiene el monopolio de la verdad.
Esto provocó una réplica de Richard P. Sloan, profesor de medicina conductual del Centro Médico de la Universidad de Columbia, quien dijo que su propio libro "Ciencia ciega: La Non-sancta unión de religión y medicina" fue escrito para rebatir la basura investigativa financiada por la Fundación Templeton, como por ejemplo, supuestas pruebas científicas del poder sanador de la oración.
Siendo los científicos ateos o agnósticos los que superaban en número a los científicos creyentes, un conferencista tras otro llamaba a sus colegas a ser menos tímidos en rechazar enseñanzas basadas solamente en escrituras sagradas o creencias religiosas. "El meollo de la Ciencia no es un modelo matemático; es la honestidad intelectual", dijo Sam Harris, un estudiante de doctorado en neurofisiología y autor del libro "Fin de la fe: Religión, terror y el futuro de la razón" y también de "Carta a una nación cristiana".
"Toda religión pretende explicarnos cómo es el mundo", dice Harris. "Pretenden establecer el origen divino de ciertos libros, el nacimiento virginal de ciertos seres, la sobrevivencia del ser humano después de la muerte. Y pretenden estar hablando sobre la realidad..."
Al evitar cuestionar a la gente sobre la verdad de sus creencias más profundamente sentidas, aún los escépticos están proveyendo puerto seguro a ideas que son, cuando menos, erróneas, y cuando peor, peligrosas, dice el autor Harris. "No sé cuántos ingenieros y arquitectos religiosos más queremos ver estrellando aviones contra edificios, como los que derribaron las Torres Gemelas, para darnos cuenta que esto no es tan simple como falta de educación o injusticia económica", dijo.
El Dr. Weinberg, célebre por escribir en 1977 en su libro sobre cosmología, "Los primeros tres minutos", que "mientras más comprendemos el Universo, más sin sentido nos parece", fue un paso más adelante y dijo: "Todo lo que los científicos podamos hacer para debilitar el poder de la religión debe ser hecho, y podría ser, a fin de cuentas, nuestra más grande contribución a la civilización."
Con un amplio consenso en que las grandes explicaciones sobre la evolución por selección natural y el florecimiento del Universo desde el Big Bang han perdido adeptos, la mayor parte de la discusión estuvo centrada en la estrategia para recuperar lo perdido ante las religiones: ¿Cómo puede la ciencia luchar por recuperar su lugar sin parecer solamente una ideología más?
"Hay seis mil millones de personas en el mundo", dijo Francisco J. Ayala, biólogo evolucionista de la Universidad de California en Irvine, y ex-sacerdote católico. "Si pensamos que los vamos a persuadir a todos de vivir una vida racional basada en el conocimiento científico, no sólo estamos soñando, es creer en hadas madrinas."
"La gente necesita encontrar sentido y propósito en la vida." mencionó. "No creo que queramos quitarles eso."
Lawrence M. Krauss, físico de la Case Western Reserve University, conocido por su firme oposición a la enseñanza del creacionismo, se vio a si mismo en el poco frecuente papel de ser el moderador. "Yo creo que debemos respetar las nociones filosóficas de la gente, a menos que estas nociones sean erróneas." dijo.
"El planeta Tierra no tiene seis mil años, como algunos creen que dice la Biblia." Si hay alguna clase de ser superior sobrenatural (el doctor Krauss aclaró que él cree que no lo hay) es una pregunta que no puede ser respondida ni por la teología, ni por la filosofía, ni aun por la ciencia: "La ciencia no hace imposible creer en dios", insistió Krauss. "Debemos reconocer ese hecho, vivir en base a él, ser humildes en aceptarlo."
Este tipo de actitud acomodaticia llevó a la indignación al Dr. Dawkins. "Estoy profundamente controlado , y todos aqui, incluso los más secularizados lo están, por el lavado de cerebro con el que desde la infancia se nos condicionó a conferir respeto ciego a la religión," dijo. "Los niños son enseñados sistemáticamente que hay una especie de conocimiento superior que viene de la fe, que viene de la revelación sobrenatural, que viene de las escrituras sagradas, que viene de la tradición religiosa, y que ese conocimiento es igual, e incluso superior, al conocimiento científico basado en evidencias reales."
Al tercer día de la convención las argumentaciones eran tan virulentas, que al Dr. Konner le recordó un nido de víboras.
"Con notables excepciones," dijo, "los puntos de vista han saltado de un extremo a otro: ¿Le damos a la religión con una barra de hierro o sólo con un bate?"
La respuesta fue amárgamente severa:"Creo que los doctores Harris y Dawkins reflejan la imagen de los extremistas religiosos a los que se oponen: generan más temor y odio a la ciencia."
Más suave fue el Dr. Tyson:"Para persuadir no basta con decir: Aquí están los hechos: serás idiota o no lo serás," dijo. "Me preocupa que sus métodos, no importa qué tan bien articulados estén, terminen simplemente siendo inefectivos, a pesar de que ustedes tienen un gran poder de influencia que debería ser mejor utilizado."
El Dr. Dawkins aceptó el reproche con cierta humildad.
Quien se robó el show al final fue el Dr. Tyson con su celebración del descubrimiento científico. Los científicos deben ridiculizar a gente que llega a explicaciones basadas en la existencia de un diseñador inteligente, dijo, aunque se diga la historia muestra que "la gente más brillante que caminó sobre la tierra hizo lo mismo."
Cuando Isaac Newton en sus "Principia Mathematica" falló en explicar cómo los planetas se mantenían sin salirse de sus órbitas, dijo que sobre el movil matemático había un ser inteligente y poderoso.
Fue Laplace, un siglo después, quien dio el siguiente paso al ampliar las matemáticas de Newton y abrir el camino a una física puramente teórica, que no necesitara apoyos sobrenaturales.
"Lo que me preocupa ahora es que aún mentes como la de Newton, llegan a un punto en que terminan sus descubrimientos y comienzan a vislumbrar a dios, hasta que aparece un científico en el futuro, sin dioses en el cerebro, y dice: "hey, que bonito problema. Yo voy a resolverlo," y lo hace.
"La ciencia es una filosofía de descubrimiento; el diseño inteligente es una filosofía de ignorancia,"dijo el Dr. Tyson. "Es fundamental mantener avanzando las mentes humanas cuando llegan a confrontar problemas que no pueden entender."
Habló de tiempos, hace mil años, cuando Bagdad, hoy capital de Irak, reinaba como el centro intelectual del mundo: Podemos contemplar su brillo en una noche estrellada: Los nombres de las constelaciones son griegos y latinos, pero dos de cada tres estrellas tienen nombres árabes. Las palabras "álgebra" y "algoritmo" también son árabes.
Pero en algún punto cerca del año 1100, llegó una edad de oscuridad a Bagdad. Las matemáticas se consideraron cosa del diablo, y la revelación de un libro sagrado religioso la sustituyó. La revelación sustituyó a la investigación, y las bases intelectuales del mundo árabe colapsaron.
No tuvo que decirlo, pero las implicaciones son que quizás un siglo, quizás un milenio a partir de ahora, los nombres de los nuevos planetas, estrellas y galaxias podrían estar en chino...o podría ser que ni siquiera hubiera humanos para nombrarlas.
Antes de volar de regreso a Austin, el Dr. Weinber pareció suavizarse por un momento, describiendo a la religión, algo sentimentalmente, como a una tía solterona y loca.
"La tía dice mentiras, enreda toda clase de disparates, se mete en lo que no le importa, y tal vez ya no le queda mucho tiempo de vida, pero alguna vez en el pasado fue bella. Cuando se vaya, quizás hasta nos va a hacer falta..." se compadeció Weinberg.
El Dr. Dawkins lo rechaza: "A mi no me va a hacer falta para nada," dice,"para nada, ni un poquito."
Traducido por Alasleves.
Quizas el momento crucial fue cuando Steven Weinberg, un laureado con el premio Nóbel de Física, advirtió que "el mundo necesita despertar de la larga pesadilla de las creencias religiosas", o cuando el Nóbel de Química, Sir Harold Kroto, pidió a la Fundación John Templeton, que está a favor de las religiones, dar su próximo premio de millón y medio de dólares por "progreso en descubrimientos espirituales"al ateo Richard Dawkins, el biólogo evolucionista de Oxford cuyo libro "The God Delusion" es un best-seller en Estados Unidos.
O tal vez el punto decisivo ocurrió en un momento más solemne, cuando Neil de Grasse Tyson, director del Hayden Planetarium de la ciudad de Nueva York y consejero de la administración Bush en exploración espacial, dejó boquiabierta a su audiencia con desgarradoras fotos de recién nacidos deformados por defectos de nacimiento, lo que él sugirió es testimonio de que una naturaleza ciega, y no un dios omnisciente, guía el Universo.
Un foro este mes en el Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, que podría haber sido uno más de los intrascendentes diálogos entre ciencia y religión, empezó a parecerse más a una convención para fundar un partido político basado en un sólo artículo: en un mundo peligrosamente cargado de ideología, la ciencia necesita tomar un rol proselitista y contender con la religión a ver quién de veras tiene la más grande historia jamás contada.
Carolyn Porco, una renombrada científica investigadora del Instituto de Ciencias del Espacio en Boulder, Colorado, llamó, medio en broma, al establecimiento de una iglesia alternativa, y recomendó al Dr. Tyson como su primer predicador ya que sus poderosas alabanzas al poder de los descubrimientos científicos tienen la cadencia de un buen sermón.
La científica no estaba bromeando del todo: "Debemos permitir que el éxito de las fórmulas religiosas nos oriente", dijo, "enseñemos a nuestros niños desde una edad muy temprana la historia del Universo y su increible riqueza y belleza: Eso es más glorioso, sorprendente e incluso más reconfortante, que cualquier libro sagrado o cualquier concepto de dios que se conozca."
Luego desplegó una fotografía del planeta Saturno y sus brillantes anillos eclipsando al sol, tomada por la sonda espacial Cassini, y revelando en las sombras una particula apenas distinguible, pero que es este planeta que llamamos Tierra.
En los últimos años no ha habido escasez de conferencias, casi siempre organizadas por la Fundación Templeton, buscando suavizar las diferencias entre ciencia y religión, mismas que terminaban en un empate de sesgo más bien metafísico. Sin embargo, la convención patrocinada por la organización educativa Science Network con base en California, y apoyada por el inversionista de San Diego Robert Zeps (quien acepta su rol de ser algo así como un anti-Templeton) y celebrada en en La Jolla,California, llamada "Más allá de las creencias: Ciencia, Religión, Razón y Sobrevivencia", rapidamente se convirtió en una sensación intelectualmente vigorizadora.
Una bióloga de Stanford University Joan Roughgarden, dio una conferencia sobre el uso de metáforas bíblicas para facilitar la aceptación de la evolución por parte de sus condiscípulos cristianos (por ejemplo, ella parafrasea versículos evangélicos para explicar las mutaciones llamándolas grano, no de mostaza, sino de DNA.) Otro presentador, el Dr. Dawkins, a la vez que criticaba la presentación de Roughgarden como "mala poesía", denunciaba la educación religiosa como "lavado de cerebro" y "abuso infantil", mientras el antropólogo Melvin J. Konner lo calificaba a él de carente de fe religiosa, simplista y desinformado.
Después de dos días de conversaciones en que la Fundación Templeton fue señalada por oscurecer más la línea entre ciencia y religión, su vice-presidente vitalicio Charles L. Harper Jr. lo rechazó, denunciando lo que llamó libros populacheros sobre conflictos, y colocando entre tales al mencionado "The God Delusion", los cuales comercializan el cientificismo ideológico, promoviendo en su beneficio la filosofía de que la ciencia tiene el monopolio de la verdad.
Esto provocó una réplica de Richard P. Sloan, profesor de medicina conductual del Centro Médico de la Universidad de Columbia, quien dijo que su propio libro "Ciencia ciega: La Non-sancta unión de religión y medicina" fue escrito para rebatir la basura investigativa financiada por la Fundación Templeton, como por ejemplo, supuestas pruebas científicas del poder sanador de la oración.
Siendo los científicos ateos o agnósticos los que superaban en número a los científicos creyentes, un conferencista tras otro llamaba a sus colegas a ser menos tímidos en rechazar enseñanzas basadas solamente en escrituras sagradas o creencias religiosas. "El meollo de la Ciencia no es un modelo matemático; es la honestidad intelectual", dijo Sam Harris, un estudiante de doctorado en neurofisiología y autor del libro "Fin de la fe: Religión, terror y el futuro de la razón" y también de "Carta a una nación cristiana".
"Toda religión pretende explicarnos cómo es el mundo", dice Harris. "Pretenden establecer el origen divino de ciertos libros, el nacimiento virginal de ciertos seres, la sobrevivencia del ser humano después de la muerte. Y pretenden estar hablando sobre la realidad..."
Al evitar cuestionar a la gente sobre la verdad de sus creencias más profundamente sentidas, aún los escépticos están proveyendo puerto seguro a ideas que son, cuando menos, erróneas, y cuando peor, peligrosas, dice el autor Harris. "No sé cuántos ingenieros y arquitectos religiosos más queremos ver estrellando aviones contra edificios, como los que derribaron las Torres Gemelas, para darnos cuenta que esto no es tan simple como falta de educación o injusticia económica", dijo.
El Dr. Weinberg, célebre por escribir en 1977 en su libro sobre cosmología, "Los primeros tres minutos", que "mientras más comprendemos el Universo, más sin sentido nos parece", fue un paso más adelante y dijo: "Todo lo que los científicos podamos hacer para debilitar el poder de la religión debe ser hecho, y podría ser, a fin de cuentas, nuestra más grande contribución a la civilización."
Con un amplio consenso en que las grandes explicaciones sobre la evolución por selección natural y el florecimiento del Universo desde el Big Bang han perdido adeptos, la mayor parte de la discusión estuvo centrada en la estrategia para recuperar lo perdido ante las religiones: ¿Cómo puede la ciencia luchar por recuperar su lugar sin parecer solamente una ideología más?
"Hay seis mil millones de personas en el mundo", dijo Francisco J. Ayala, biólogo evolucionista de la Universidad de California en Irvine, y ex-sacerdote católico. "Si pensamos que los vamos a persuadir a todos de vivir una vida racional basada en el conocimiento científico, no sólo estamos soñando, es creer en hadas madrinas."
"La gente necesita encontrar sentido y propósito en la vida." mencionó. "No creo que queramos quitarles eso."
Lawrence M. Krauss, físico de la Case Western Reserve University, conocido por su firme oposición a la enseñanza del creacionismo, se vio a si mismo en el poco frecuente papel de ser el moderador. "Yo creo que debemos respetar las nociones filosóficas de la gente, a menos que estas nociones sean erróneas." dijo.
"El planeta Tierra no tiene seis mil años, como algunos creen que dice la Biblia." Si hay alguna clase de ser superior sobrenatural (el doctor Krauss aclaró que él cree que no lo hay) es una pregunta que no puede ser respondida ni por la teología, ni por la filosofía, ni aun por la ciencia: "La ciencia no hace imposible creer en dios", insistió Krauss. "Debemos reconocer ese hecho, vivir en base a él, ser humildes en aceptarlo."
Este tipo de actitud acomodaticia llevó a la indignación al Dr. Dawkins. "Estoy profundamente controlado , y todos aqui, incluso los más secularizados lo están, por el lavado de cerebro con el que desde la infancia se nos condicionó a conferir respeto ciego a la religión," dijo. "Los niños son enseñados sistemáticamente que hay una especie de conocimiento superior que viene de la fe, que viene de la revelación sobrenatural, que viene de las escrituras sagradas, que viene de la tradición religiosa, y que ese conocimiento es igual, e incluso superior, al conocimiento científico basado en evidencias reales."
Al tercer día de la convención las argumentaciones eran tan virulentas, que al Dr. Konner le recordó un nido de víboras.
"Con notables excepciones," dijo, "los puntos de vista han saltado de un extremo a otro: ¿Le damos a la religión con una barra de hierro o sólo con un bate?"
La respuesta fue amárgamente severa:"Creo que los doctores Harris y Dawkins reflejan la imagen de los extremistas religiosos a los que se oponen: generan más temor y odio a la ciencia."
Más suave fue el Dr. Tyson:"Para persuadir no basta con decir: Aquí están los hechos: serás idiota o no lo serás," dijo. "Me preocupa que sus métodos, no importa qué tan bien articulados estén, terminen simplemente siendo inefectivos, a pesar de que ustedes tienen un gran poder de influencia que debería ser mejor utilizado."
El Dr. Dawkins aceptó el reproche con cierta humildad.
Quien se robó el show al final fue el Dr. Tyson con su celebración del descubrimiento científico. Los científicos deben ridiculizar a gente que llega a explicaciones basadas en la existencia de un diseñador inteligente, dijo, aunque se diga la historia muestra que "la gente más brillante que caminó sobre la tierra hizo lo mismo."
Cuando Isaac Newton en sus "Principia Mathematica" falló en explicar cómo los planetas se mantenían sin salirse de sus órbitas, dijo que sobre el movil matemático había un ser inteligente y poderoso.
Fue Laplace, un siglo después, quien dio el siguiente paso al ampliar las matemáticas de Newton y abrir el camino a una física puramente teórica, que no necesitara apoyos sobrenaturales.
"Lo que me preocupa ahora es que aún mentes como la de Newton, llegan a un punto en que terminan sus descubrimientos y comienzan a vislumbrar a dios, hasta que aparece un científico en el futuro, sin dioses en el cerebro, y dice: "hey, que bonito problema. Yo voy a resolverlo," y lo hace.
"La ciencia es una filosofía de descubrimiento; el diseño inteligente es una filosofía de ignorancia,"dijo el Dr. Tyson. "Es fundamental mantener avanzando las mentes humanas cuando llegan a confrontar problemas que no pueden entender."
Habló de tiempos, hace mil años, cuando Bagdad, hoy capital de Irak, reinaba como el centro intelectual del mundo: Podemos contemplar su brillo en una noche estrellada: Los nombres de las constelaciones son griegos y latinos, pero dos de cada tres estrellas tienen nombres árabes. Las palabras "álgebra" y "algoritmo" también son árabes.
Pero en algún punto cerca del año 1100, llegó una edad de oscuridad a Bagdad. Las matemáticas se consideraron cosa del diablo, y la revelación de un libro sagrado religioso la sustituyó. La revelación sustituyó a la investigación, y las bases intelectuales del mundo árabe colapsaron.
No tuvo que decirlo, pero las implicaciones son que quizás un siglo, quizás un milenio a partir de ahora, los nombres de los nuevos planetas, estrellas y galaxias podrían estar en chino...o podría ser que ni siquiera hubiera humanos para nombrarlas.
Antes de volar de regreso a Austin, el Dr. Weinber pareció suavizarse por un momento, describiendo a la religión, algo sentimentalmente, como a una tía solterona y loca.
"La tía dice mentiras, enreda toda clase de disparates, se mete en lo que no le importa, y tal vez ya no le queda mucho tiempo de vida, pero alguna vez en el pasado fue bella. Cuando se vaya, quizás hasta nos va a hacer falta..." se compadeció Weinberg.
El Dr. Dawkins lo rechaza: "A mi no me va a hacer falta para nada," dice,"para nada, ni un poquito."
2 comments:
Gracias por la traducción, la disfruté tanto como cuando leí el artículo en Inglés, claro, en español como que es más divertido leer sobre esa tía loca, que a ninguno divierte ni hace falta.
Alassleves, buen trabajo!
Desde Guatemala,
Lulú
ay tan linda, gracias,lulú.
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