Wednesday, September 24, 2008

Un poema sobre una judía salvadoreña.

Poema escrito por Marjorie Agosin, activista por los derechos humanos y escritora. Profesora de español en el Wellesley College.Es reconocida como una de las más versátiles y provocativas en la generación de escritores latinoamericanos desde principios de los años cuarenta.
Descendiente de judíos rusos y austríacos que fallecieron en el Holocausto, su familia se escapó de Viena para emigrar a Chile donde todavía viven. Marjorie Agosin, que vivió en Santiago de Chile hasta los dieciséis años, emigró a Estados Unidos huyendo del golpe militar que derrocó al legítimo presidente chileno, Salvador Allende. Autora del libro "Querida Ana Frank", donde realiza una serie de poemas bilingües, que revelan una notable relación con la adolescente judía que falleció en los campos de exterminio.
Otros de sus libros son: "Tapicería de esperanza, hilos de amor"; "Una cruz y una estrella: Las memorias de una muchacha judía en Chile" y "Siempre en otra parte". Ha escrito casi 20 libros de ficción, no ficción, poesía y ensayos. Su poema a una judía salvadoreña a la que llama Eva, está recogido en el blog "Creaturas escriturales" de la literata judía venezolana Jacqueline Goldberg.
Este poema coloca a El Salvador en guerra entre 1979-1992 al mismo nivel de los campos de concentración nazis de Treblinka y Auschwitz. Aunque era una guerra entre escuadrones de la muerte de derecha y guerrillas de secuestradores de izquierda, la mortandad nunca alcanzó las proporciones causadas por los alemanes, y al parecer la única víctima judía fue un empresario líder secuestrado por la guerrilla. Cuando los secuestros se hicieron comunes para sufragar la guerra, muchas familias de altos ingresos abandonaron el país, incluidas familias judías. Pero que sólo hayan quedado 60 judíos parece exagerado. Tal vez la poeta, o la Eva en quien se inspira el poema, hayan confundido número de personas con número de familias. En Internet http://www.jewishvirtuallibrary.org/ y http://www.ujcl.org/ se apunta que las familias judías regresaron a El Salvador poco después de firmarse el Tratado de Paz en 1992, y el primer sitio establece que en 2006 el número de familias judías era de 60. El segundo website mencionado establece en 70 el número de familias judías salvadoreñas. Tal vez de aquí surja una confusión.
¿A qué se referirán cuando dicen "Ya no queda nadie en El Salvador"? Se fueron los muy ricos, que siempre vuelven, y se van todavía los muy pobres, que nunca vuelven, pero la mayoría de salvadoreños aquí hemos estado siempre.
Es común que los poetas se confundan al escribir abrumados por las tragedias humanas constántemente repetidas. Y por no contar hasta diez, que también se necesita históricamente, es que confunden momentos con eternidad.
Con todo, Marjorie Agosin consigue en el poema El Salvador interpretar la coalición que existe entre ser judío y pertenecer a una minoría nacional (una diasporita dentro de la Diáspora) en un momento de la historia salvadoreña que ya quedó atrás:
"Me cuenta Eva que es de El Salvador,
del territorio manchado de la guerra.
Sí, El Salvador donde los vivos y los muertos
se recogen con las pérfidas uñas de la muerte
Dice Eva, que es una judía en El Salvador,
que sólo hay 60 judíos en El Salvador.
Ellos también se han ido
porque el olor a humo de El Salvador
es como el humo de Treblinka
No quieres pensar en un jardín de muertos
porque sería regresar a Auschwitz.
Ya ves, la historia regresa en la memoria de los vivos,
que son los guardianes de los muertos.
Eva me cuenta del Salvador
y yo veo en sus brazos
la sombra de la ceiba,
las urdimbres del maíz
y su destino de refugiada y prófuga,
de judía errante salvadoreña.
No queda nadie en El Salvador me dice ella.
Nadie, ni siquiera los judíos".
AGOSIN, Marjorie. Passion, Memory and Identity. Twentieth-Century Latin American Jewish Women Writers. University of New México Press. Albuquerque, 1999.
AGOSIN Marjorie. Miriam’s Daughters. Jewish Latin American Women Poets. Sherman Asher Publishng. New México, 2000.
AGOSIN, Marjorie. An absence of Shadows. White Pine Press. New York, 1998.

1 comment:

ניקולס ספולבדה לאינזגולד said...

Morabita XXVII

En el cielo de Ramala..
como en el cielo de new york
nada se deja caer de la nada,
para golpear a civiles inocentes…

El cielo de Sderot,
respira las mismas moléculas
que filtran el sol de Paris..

H´shem, despierta a quienes
creen ver en tus ojos la verdad del ser..
si el, permite la lujuria por mi tierra..
ella no debe morir por
culpa de los diapasones mas lejanos..
sino déjame amar a mi tierra desde acá lejos.
y si cometo pecado, al cuidar tus frutos..
mi amada es la vida,
y la pausa derretida, el ayer en mi norte..

La berma de mis días
es la crisálida del sol..
y el estallido de las bombas
un soplete que ve mas allá del horizonte..

Como plantearme al desociego,
que si mi cielo es mi cielo..
este que por su defecto
debe ser ensombrecido..

Dime amada, si aquella estrella
que despierta primero en mi cama
no requiere de ti, de mi en su locura…

Los Morabitas, arrancan
despavoridos de sus madrigueras,
por que limpiamos suelo judío..
quienes se hacen cargo de las muertes que produjeron
durante ocho largos años..nadie..

Nuestro ejercito,
se hace cargo de su que hacer,
y errores son humanos, pero no gentiles..

Morabita huye a la llanura y los sitios baldíos
que dejo nuestro paso al regresar de Egipto victoriosos..
y agradece que nuestro interés no sean tierras extrañas..
solo nos interesa lo ancestralmente concebido por el Eterno..
a nuestro nombre, y bajo su bendición

Baruj h´shem